martes, 29 de diciembre de 2009

La Mudanza del Olvido

Hace unos meses, me mudé a un departamento cuyo interior posee demasiadas cosas ajenas.. En términos vulgares, amueblado.

El tiempo me encontró viviendo aquí, por un lapso mayor al que yo creía, y por ende, sintiéndome una huésped en una casa impropia. Al principio debo admitir, que esto estaba buenísimo. Es algo así como irte de vacaciones y alojarte en un hotel, donde todo es lindo, novedoso, y te permitís jugar a que todo aquello te pertenece.

Pero con el correr de los días, que luego fueron semanas, para luego convertirse en meses sin línea de llegada, comencé a sentirme una extraña entre esas cosas, que no eran mías. Y esta extraña (yo, por si no entendieron la metáfora), comenzó a extrañarse.. Y así, un día decidí remover en aquellas cosas mías, para volver a encontrarme.


Y así comencé un viaje exhaustivo entre bolsas y cajas, intentando re encontrar lo que un día guardé, y de esta suerte, volver a dejarlo salir. Al punto que enseguida tomé aquellas pertenencias escondidas, y comencé a convertir aquella casa, en mi casa..

Pero para mi sorpresa, en esa búsqueda, encontré cosas cuya existencia había olvidado por completo, y al irlas redescubriendo nuevamente, varias sensaciones se asomaron con ellas, sin ser pretendidas. Y sin darme cuenta, había emprendido un éxodo a un tiempo irreal, más conocido con el nombre de “Pasado“, al cual a veces jugamos con volver, y luego entendemos porqué es mejor dejarlo allí, y cambiar su nombre por Recuerdo.

Había varias cosas que me llevaron a la famosa pregunta de: “¿por qué sigo conservando esto??”. ¿Porqué a veces nos cuesta tanto desprendernos de aquellas cosas que simplemente, por ejemplo, no usamos más? Las cuales solemos guardar en lugares donde no miramos, librándolas al azar, apostando a darles un uso futuro y perdiendo otra vez contra el olvido.

Me refiero a aquellas cosas que evidentemente en el momento en que decidimos guardarlas, seguramente consideramos que en ese instante no íbamos a usarlas, pero no estábamos totalmente seguros de que en algún futuro no volveríamos a desear, o simplemente porque, aún no estábamos listos para soltarlas.

Y así la analogía otra vez tuvo lugar en mi. Y me llevó a preguntarme porqué guardamos ciertos recuerdos que no queremos tener, o que al menos, en nuestro presente, no nos sirven. ¿Será porque al olvido tampoco le gustan, y entonces tampoco los quiere guardar él?
Qué se hace entonces con esos recuerdos que no se quieren y el olvido se niega a guardarlos en su baúl?





Mmmmm... bue, sí. En este caso no es posible. Así que será cuestión de seguir recordando, hasta que un día te olvides de hacerlo...

6 comentarios:

Unknown dijo...

La mudanza del olvido... mamu lo que pasa es que hay un par de cositas que el olvido es imposible que las acepte.

Vos decís que habías olvidado cosas y reaparecieron, entonces vamos a desglosar olvido, para que nuevamente se te haga amigo:

1. m. Cesación de la memoria que se tenía. (si sacamos algo de la memoria es sencillamente porque no tenía mucho sentido dejarlo en ella, entonces menos sentido tiene dejarlo en una caja, para que en cualquier momento se nos vuelva a la memoria sin pedir permiso);

2. m. Cesación del afecto que se tenía. (ni hablar en este caso, si dejamos de tener afecto hacia algo es porque evidentemente no vale la pena y por lo tanto mucho menos vale aún conservarlo y de nuevo, que nos traiga sin aviso un día de sopetón el recuerdo que le es inherente);

3. m. Descuido de algo que se debía tener presente. (si no lo tenemos presente, tan importante no debe ser, así que en este caso también es un ahorro de energías y tiempo echárselo al olvido);

Con lo antedicho mamu, sólo busco darte justificaciones más que suficientes para dos cosas:

a ) Si como vos decis, en algún momento habían quedado en el olvido, devolvelas allá, es lo más productivo que se puede hacer;
b) Y para aquellas cosas que ni el olvido quiere recibir, como por ejemplo el GRUPITO DE “REMERAS” que te separé aquél día, siendo lógico que no las quiera, porque el olvido también tiene su practicidad y sabe que a veces no tiene sentido esforzarse por algunas cosas; hacé trapitos y limpiá tu casa, así el olvido no tiene que hacerse cargo, y vos te deshaces de una manera productiva de ellas, por favorrrrrrrr! (vale aclarar que la Luciana igual es limpita eh!!)

luciana dijo...

Sí.. pero la pregunta que me hago yo, va un poco más allá que el olvido.. y es porqué el ser humano, se empecina en conservar cosas que no le sirven. Ya sea una remera de mil años que nunca usa y sabe que no va a usar, y así y todo, la guarda. O simplemente, un recuerdo que le genera dolor..

Unknown dijo...

será porque siempre hay espacios vacíos que preferimos llenar con algo, por más pobre que sea, antes que dejarlo vacío?

luciana dijo...

Lo que menos veo en mi placard, es un espacio vacío.. (y vos lo sabés muy bien).. Así que me despido de comentar mi blog pensando que;

Quizá, aquella remera o aquél recuerdo, generó en su momento, algo.. especial; lo que hace que no podamos ni queramos deshacernos de él.

No sería ilógico entonces pensar que una vez más, no podamos simplemente, porque no queremos.

Unknown dijo...

el ser humano esta muy condicionado, se aferra mucho a relaciones , objetos, etc. la ecuanimidad es fundamental para no aferrarse a muchas cosas en la vida. y tenemos algo llamado hipocampo donde tenemos archivado todos los recuerdos en la vida utiles o no. simplente son llamadas como fotografias, no hay manera de borrarlos sino eliminar las sensaciones que esos recuerdos que traen , dejando ir eso porque todo es impermanente , :) un abrazo.

Anónimo dijo...

hay que tirar lo "viejo" para que pueda entrar lo "nuevo" ,lo que sucede es que a veces nos da temor lo desconocido ,lo que pueda venir a ocupar ese lugar....