miércoles, 6 de enero de 2010

Apetite for Destruction

Llega el calor, y los 30 grados que son 40 en el subte, hacen que una comience a buscar en su placard, aquella vestimenta que cumpla el único objetivo de sufrirlo lo menos posible. Y así como el verano hace emerger el fuego del pavimento, pareciera que generara el mismo efecto en aquellos seres humanos llamados Hombres.

Siempre me pregunté sin suerte de contestación “¿qué será lo que se les cruzará por la cabeza, como para no poder intentar aunque sea disimular sus caras de animal en celo, miradas fulminantes, sin mencionar las “poesías”, que se atreven a soltar de sus bocas, y evitar así incomodarnos a nosotras las mujeres, y salvarse de esa forma, de aquellos apodos que no voy a citar?”

Hasta que no hace mucho, tuvo lugar un acontecimiento, que me dio no sólo una posible respuesta a ésta incógnita, sino que hasta incluso, me concedió una leve comprensión de tal actitud. (Aunque no la total aprobación..).

El calendario del 2009 con sus arraigados 12 meses, y sus 365 días consecuentes, decidió regalarnos para las fiestas, dos inamovibles fines de semana largo. Así que, siguiendo con el ritual de escapar al menos de una de ellas, mis amigas y yo, comenzamos hace un par de meses a planificar dónde pasar fin de año de una manera especial. Y de esa forma, luego de visualizarnos brindando en una casa en el Tigre, o comiendo las pasas de uva en Luján, o vistiendo la famosa muda rosa en Punta del Este, optamos por la practicidad y economía de un depto prestado en Gesell.

La travesía comenzó en Retiro para variar. ( En realidad podría decirse que la misma empezó mucho antes, con los mensajitos de texto, los vía Facebook y mail, por ejemplo, de quién lleva qué cosa, entre éstas, sí, TODAS LAS PELOTUDECES QUE SE IMAGINAN.

Pero bueno creo que esto podemos saltearlo, pero no así aquellas 4 horas de micro que claro, terminaron siendo 6. Y, aunque nada tenga que ver con el tema de este post, me veo en la obligación de hacer aquí un paréntesis, pues confieso a pesar de mi vergüenza, que nuestro grupo no fue ajeno a todas aquellas preguntas entre típicas y boludas, que siempre van al receptor incorrecto, y que tienen lugar en este tipo de traslado. Como por ejemplo, llegar a la terminal y decir “¿Che cuándo llega el micro??” . Para que cuando lo haga, expresar “Uhhh ¿Cuándo arranca??”. QUÉ SE YO!!!! Qué tengo, cara de adivino???!!
Si zafás la parte de a quién le toca ventanilla o pasillo (también por medio de una pregunta obvio), el paso subsiguiente e inmediato es, recordar los $108 del pasaje y decir: “Che traerán bandejita no?”.
Como si esto no fuera suficiente, una vez que te clavaste el sándwichito, las galletitas y el alfajor, y no dejaste ni el caramelo que viene de relleno, (mientras te vas quejando de la miseria/porquería que es), viene la pregunta: “Uy, pasarán alguna peli?”, para que cuando la pongan, vos te clavás los auriculares del mp3 y pasás a quejarte de la luz de la pantalla que no te deja dormir.

Y para frutilla del postre: “che… no pueden apagar un poco el aire????”. 15 minutos antes de subir, comentabas con tus compañeros de ruta el calor que hacía y que ojalá funcionara bien….

A todo esto me pregunto yo. Porqué carajo será que todas estas interrogaciones nunca se las hacen al chofer?????????? Se dieron cuenta?? Son todas preguntas al vacío entendés???! Eso me mata…
Ahora sí, cierro paréntesis, y continúo.

Como les relataba, el fin de semana largo hizo que me encontrara concluyendo el año, en la playa junto a mis amigas.

Y hete aquí la cosa. Éramos 8, (aunque no estábamos todas en ese momento). Pero las que sí, nos encontrábamos en la playa. Y créanme, éramos la mayoría. Eran las seis.. Siete de la tarde ponele? Ese hora bendita e inigualable, donde el mate, o en el mejor de los casos, las cervecitas bien frías acompañan a las cartas de truco, y la lona que usabas para tomar sol, está ahora sobre las piernas cubriendo un frío incipiente pero sin ser del todo molesto aún.

Si bien en esta oportunidad, cada una estaba desvariando en su propio mundo, siempre salía de alguna un comentario al pasar, que unía el oído de todas y generaba así un hilo conductor que desencadenaba en una conversación.

Hasta que en lugar de un comentario verbal, fue el giro de 180 grados cervical de una, lo que nos unió a todas y nos halló siendo testigos de un cambio de atuendo, muy interesante……. Una especie de Video Clip de Persiana Americana, pero en Vivo... Y creo que ahí pude ver en mis amigas (y que no son las amigas sino el espejo de una), lo que diariamente suelo ver en el sexo masculino.

Entonces volviendo al problema del planteo original, lo que se les cruzará por la cabeza a los Hombres, será algo parecido a esto?



Y sí.. Todas volvimos con unos kilitos de más.. pero por las fiestas que creías!!!

5 comentarios:

A. M. dijo...

Yo veo dos diferencias, mamuni.

Primero: una cosa es que te mire un tipo en la calle, como ustedes miraron a ese chabón en la playa. Otra, que te miren 10 tipos en la calle y que sea algo sistemático. Los tipos que miran a las minas no miran solamente a las chicas hermosas que se desvisten delante de ellos en la playa. Miran a cuanta hembra se les cruce, sea cual sea su atuendo, su cuerpo y la época del año.

Segunda diferencia: ustedes no le empezaron a decir: "cómo te rompería el orto, papito".

Lo más probable es que si se lo hubieran dicho, le habría encantado (si el tipo era heterosexual). Porque sabe perfectamente que no pueden llevar la amenaza a ejecución por la fuerza.
Sobre las mujeres, en cambio, siempre pesa el peligro de la violación. Cuando un tipo que te dice: "Cómo te rompería toda", está implícita la posibilidad de que lo haga, aún contra tu voluntad.
Probablemente ese tipo no le haga mal a una mosca, pero participa en el hecho de que muchas mujeres, en la calle, tienen miedo, y no quieren salir solas, aunque la probabilidad de que les pase algo como una violación sea en realidad muy escasa.

Entonces sí, nosotras también podemos detenernos a mirar a un chabón que nos parece hermoso, con un hilo de baba colgando de la boca, porque a pesar de lo que nos quieren hacer creer, a nosotras también nos gusta mirar lindos cuerpos, pero creo que no tiene punto de comparación con los idiotas que se dan vuelta sistemáticamente sobre todas las mujeres que se les cruzan para mirarles el culo y decirles: "qué horto, mamita".

Anónimo dijo...

Desde el anonimato, como las circunstancias lo ameritan, voy a agregar la gran diferencia gran entre el acontecimiento narrado y las mil y una aventuras de los perros de la calle: no sólo dejó caer segundo a segundo y en cámara lenta el traje de neopren y lo cambió lentamente por una malla (previo desliz inocente mostrando slip) exponiéndose ante estas damiselas, que más que damiselas parecían las hienas alrededor de Zimba (sí, evoco a Disney)... sino que se acercó lentamente a ellas y les pidió fuego, claramente como un artilugio para conversar con tan hermosas damas. Ahí radica la gran y mayor diferencia. Si hubiera sido un grupo de flacos babeando ante una belleza femenina, ella no se acerca, ella no les pide nada, ella no busca tema de conversación y mucho menos si se trata de 5! Conclusao: muchachas liberen ataduras y al ataque que lo que hacen lo muchacho ta perfecto! jajaja

Anónimo dijo...

Mamu, sos una grande! Te quiero!!
Daichus

Anónimo dijo...

Mi caraduréz no tiene límites...si hay que ir a pedir fuego, voy! aunque no fume!!! jejeje

besote
GIFO

Anónimo dijo...

Claro, por eso fuiste la que al toque le sacó la charla del perrooo, grande enana!